martes, 18 de julio de 2023

30- EL BIEN Y EL MAL EN EL MISMO CAMPO

 EL BIEN Y EL MAL EN EL MISMO CAMPO

Manuel Tenjo Cogollo

Email: manueltenjo@yahoo.com

Existe una historia antigua de un maestro que enseña a sus discípulos que en su interior hay dos tigres, uno blanco que conduce a la bondad y uno oscuro que conduce a la maldad. El maestro pregunta a su discípulo: "¿cuál de los dos ganará?". Ante el silencio del discípulo, el maestro responde: "al que tu alimentes más". La otra historia similar es contada por Jesús a sus discípulos en forma de parábola, para que ellos saquen la enseñanza, sin embargo, el Maestro tuvo que explicársela posteriormente. Vamos a leer la parábola en el evangelio de Mateo 13,24-30, teniendo en cuenta otros elementos del mismo capítulo.


En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola a la gente:

«El reino de los cielos se parece a un hombre

que sembró buena semilla en su campo;

pero, mientras la gente dormía,

su enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó.

Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo:

"Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?"

Él les dijo: "Un enemigo lo ha hecho."

Los criados le preguntaron: "¿Quieres que vayamos a arrancarla?"

Pero él les respondió: "No, que, al arrancar la cizaña, podríais arrancar también el trigo.

Dejadlos crecer juntos hasta la siega y, cuando llegue la siega, diré a los segadores: Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla,

y el trigo almacenadlo en mi granero."»

El bien y el mal crecen en el mismo campo

La explicación de la parábola la encontramos en el evangelio de Mateo (13,37-43), donde aparecen los elementos y los personajes implicados en la narración. Podemos aplicar que el ser humano es el campo donde Jesucristo siembra la bondad (representada en el trigo) y todas las capacidades para desarrollar acciones a favor de la vida, al mismo tiempo que el diablo siembra la maldad (representada en la cizaña). Dentro del ser humano existe esa lucha interior entre el tigre blanco o trigo y el tigre oscuro o cizaña. Es una dialéctica que confunde al ser humano porque utiliza las emociones a favor o en contra de él mismo.

Es por este motivo que, tú buscas hacer el bien y lo buscas, sin embargo, terminas haciendo daño y ofendiendo a las personas que amas y a quienes tienes cerca. Por este sendero podemos encontrar las causas de la maldad, el abandono de empresas y el mal manejo de las emociones y las decisiones.

Gana el que mejor alimentes

Al final, después de tantos conflictos interiores, está la decisión fundamental: ¿quieres que tu vida sea manejada por el tigre blanco-cizaña o controlada por el oscuro-cizaña?

Alimentas la bondad pensando lo mejor de cada persona, haciendo cosas a su favor, vives como bendición para los demás, especialmente, entras en contacto con tu ser interior, con tu intimidad o, dicho de otra manera, te vuelves tu mejor amigo con una sana autoestima.

Por otro lado, alimentas el mal dejándote llevar del miedo y de la culpa, tomando decisiones motivadas por el rencor y los recuerdos dolorosos, permitiendo que tus emociones negativas gobiernen tu vida. Al final, te vuelves esclavo de los demás, de tu pasado, de tus apegos, de tus emociones negativas y de tu egolatría. Es por estos motivos que terminas haciendo de tu vida un infierno en la tierra.

La situación es conflictiva y paradójica al mismo tiempo, porque la lucha interior es constante y, ganará al que alimentes más.

Cómo alimentar el bien

Alimentar el mal-cizaña es muy sencillo y común. Pero la inquietud más grande del Maestro Jesús es enseñar a sus discípulos la mejor herramienta para que el bien siempre gane y se genere tal conciencia de bondad que se practique con la mayor frecuencia. Para ello Jesús utiliza dos parábolas que aparecen en el evangelio de Mateo (13,31-33), donde el Reinado de Dios adquiere una actitud humilde como un grano de mostaza o como una levadura que están en el ser humano representado en la tierra o en la harina. Dios empieza a reinar poco a poco en la persona hasta poseerla totalmente.

Alimentar el trigo o el tigre blanco para que persevere haciendo el bien y obrando con la mayor bondad, se hace de la mano de Dios, permitiendo que la divinidad habite y controle al ser humano. Así que tu mayor decisión está en tener a Dios como el Rey de tu vida, porque de esta manera tu vida se llena de muy buenas aventuras, empresas que comienzas hasta llevarlas al más alto nivel.

Conclusiones

Con diversos ejemplos dependiendo de los contextos culturales se enseña que dentro de cada ser humano existe una lucha que lo conduce a realizar buenas o malas acciones. Con una conclusión constante: gana al que más alimentes, al que más cuides o del que más conciencia tengas.

La única manera que existe para que la bondad siempre gane es permitiendo a Dios que sea el Rey y que toda su misericordia se realice a través de todos los seres humanos, pues de esa manera brillará la justicia, la honestidad y el amor.

Siempre queda el ser humano en la libertad de escoger lo mejor...

martes, 11 de julio de 2023

29- SEMBRAR Y EVANGELIZAR

 SEMBRAR Y EVANGELIZAR

Manuel Tenjo Cogollo

Email: manueltenjo@yahoo.com

Existen grandes esfuerzos que producen pocos resultados, tal vez, porque el emprendimiento está desenfocado. El Maestro Jesús nos enseña a comprender la realidad de la siembra y la cosecha en la evangelización y en las demás actividades que desarrollan los seres humanos, utilizando una parábola, es que un cuento cuyos elementos están en función de una enseñanza. Vamos a leer el evangelio según Mateo 13,1-9.

 

Aquel día, salió Jesús de casa

y se sentó junto al lago.

Y acudió a él tanta gente

que tuvo que subirse a una barca;

se sentó,

y la gente se quedó de pie en la orilla. 
Les habló mucho rato en parábolas:

«Salió el sembrador a sembrar.

Al sembrar, un poco cayó al borde del camino;

vinieron los pájaros y se lo comieron.

Otro poco cayó en terreno pedregoso,

donde apenas tenía tierra,

y, como la tierra no era profunda,

brotó en seguida;

pero, en cuanto salió el sol,

se abrasó y por falta de raíz se secó.

Otro poco cayó entre zarzas,

que crecieron y lo ahogaron.

El resto cayó en tierra buena

y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta.

El que tenga oídos que oiga.»

Mucho esfuerzo y poco resultado

En la parábola del sembrador la semilla no es el problema, pues representa la Palabra de Dios, que, como la semilla, es la condensación de la vida, con dinamismo propio y con capacidad de hacer algo novedoso.

El sembrador esparce la semilla en cuatro terrenos, mostrando el esfuerzo de quien realiza la tarea de preparar los terrenos y organizar la siembra, sin embargo, solo uno ofrece buen resultado querido: buen fruto y de calidad. Se realiza un gran esfuerzo para dar frutos necesarios.

En las actividades que realizamos ya sean de evangelización, familiares o laborales, vemos que hacemos gran cantidad de esfuerzo y pocos resultados. Eso puede desanimar, causar abandono de las actividades y desilusión que impide seguir adelante. Sin embargo, lo importante, inicialmente, es el esfuerzo de la siembra. El sembrador (tu y yo) realizamos una serie de actividades productivas (porque llevan vida), en el camino aprendemos, superamos obstáculos y crecemos integralmente, para mantener el esfuerzo y esperar siembre buenos resultados, aunque nos sorprendan.

Revisión de los obstáculos

La semilla tiene que enfrentar distintos obstáculos en los terrenos donde cae. El esfuerzo enfrenta tres complicaciones, a saber. Primero, la semilla cae en el camino, no echa raíz, queda en la superficie, facilitando que las aves y otros aspectos se la lleven con facilidad. El esfuerzo y la semilla son superficiales, así que el resultado es la perdida de ambos.

El segundo es que la semilla caiga sobre piedras, no hay mucha tierra, no echa raíz, empieza un pequeño arbusto, que el sol quema, las criticas desaniman y el esfuerzo y la semilla se pierden. El descuido con lo que se realiza hace que no se avance, llegue el desánimo y surjan pensamientos y palabras de fracaso.

El tercer terreno es el que acoge la semilla, empieza a crecer, pero los abrojos, espinos y zarzas (es decir, la maleza), empieza a ahogar el arbusto, la pequeña planta y los esfuerzos realizados. Esto conduce a vivir contento con los pequeños avances y triste con la gran cantidad de fuerza empleada.

Tres obstáculos que deben revisarse para superarlos y avanzar de manera que la semilla y el esfuerzo no se pierdan, sino que se abran paso conquistando los ambientes en que se mueve.

Lo importante es dar frutos

La tierra buena sabe hacer procesos de crecimiento porque tiene que superar los obstáculos hasta dar el fruto correspondiente. Dar fruto requiere el esfuerzo de superar las aves, echar buenas raíces, avanzar en medio de las zarzas y los abrojos, superando el desánimo, hasta llegar a la meta: dar fruto. Los esfuerzos que tienen una meta focalizada producen los resultados queridos.

Al final, en la parábola, no es importante la cantidad de fruto producido, sino el vences obstáculos para alcanzar a dar resultados satisfactorios. En muchas ocasiones llegar a la meta no es lo más importante, pues el esfuerzo, la superación de sí mismo, vencer obstáculos y mejorar en todos los aspectos, ocupan el puesto privilegiado.

Conclusiones

Enfocarse en la actividad que se realiza para llegar a las metas propuestas contribuye a superar los obstáculos del camino, de las piedras y de las zarzas. Mucho esfuerzo para tener un aparente resultado pequeño, sin embargo, el aprendizaje resulta muy valioso, la experiencia adquirida hace que cualquier persona se convierta en maestro de vida, pues sus logros son la carta de presentación en todos los ambientes.

Tú estás hecho para superar los obstáculos, hasta convertirte en tierra buena, porque la semilla de vida que hay en ti tiene el dinamismo para crecer en una planta fuerte que, al llegar a la madurez, produce mucho fruto.

 

 

sábado, 1 de julio de 2023

28- DECIDIRSE POR EL MAESTRO

 DECIDIRSE POR EL MAESTRO

Manuel Tenjo Cogollo

Email: manueltenjo@yahoo.com

Tener un buen maestro no es sencillo, y tener un buen discípulo tampoco. Se establecen relaciones de fraternidad y fidelidad, que no siempre son sencillas de desarrollar, así que se complica el avance en el estilo de vida que propone en maestro. Jesús busca establecer un buen tipo de relaciones de lealtad con sus discípulos, mostrando los elementos fundamentales que deben desarrollarse, porque es un asunto de prioridades. Leamos el evangelio de Mateo 10,37-42:

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:

«El que quiere a su padre o a su madre más que a mí

no es digno de mí;

el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí

no es digno de mí;

y el que no coge su cruz y me sigue

no es digno de mí.

El que encuentre su vida la perderá,

y el que pierda su vida por mí la encontrará.

El que os recibe a vosotros me recibe a mí,

y el que me recibe

recibe al que me ha enviado;

el que recibe a un profeta porque es profeta tendrá paga de profeta;

y el que recibe a un justo porque es justo tendrá paga de justo.

El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca,

a uno de estos pobrecillos, sólo porque es mi discípulo,

no perderá su paga, os lo aseguro.»

 

La prioridad por el Maestro

Para poder ordenar la vida de manera adecuada y normal es necesario establecer prioridades, donde se define qué es lo más importante y cómo avanzar en la superación personal para vivir libre y feliz, es decir, como salvado. Jesús establece que Él debe serla prioridad en la vida de los discípulos, pues en Mt 10, 37-38, el Maestro enseña que más importante que las relaciones familiares es la opción por Él, para ser un digno discípulo suyo.

Cuando Jesús ocupa el primer lugar, la vida empieza a ordenarse en función de la vida y la libertad, todo empieza a fortalecerse y el amor fluye en todo lo que hacemos. El Maestro Jesús nos escoge y nosotros respondemos que lo aceptamos para empezar a vivir como sus discípulos.

La prioridad por un estilo de vida

Después de tener un único Maestro, viene la opción por el estilo de vida que se quiere desarrollar. La clave para tener calidad de vida no es el egoísmo ni las esclavitudes, es la disposición para entregar la vida, como Jesús, a través del servicio y la ayuda a os demás. Tener la vida es para darla en actitudes de servicio, pues retenerla conduce a vivir sin sentido, como dice Jesús en Mt 10,39-40a.

Los apegos, la avaricia y las diversas manifestaciones de egoísmo conducen a perder la vida en la amargura, la insatisfacción y la pérdida de la felicidad. En tanto que, el desprendimiento, el servicio, el apoyo a los demás, son las maneras entregar la vida, lo que conduce a vivir libre y feliz.

Las recompensas de quedarse con Jesucristo

Ahora bien, cuando se entrega la vida, las recompensas son maravillosas y sorprendentes. Jesús enseña a sus discípulos que toda obra que se realiza a favor de los demás trae diversas formas de reconocimiento. Jesús pone ejemplos de enviados, profetas, justos y discípulos que reciben algún beneficio de parte nuestra, conduce a tener una “paga” garantizada por el Maestro, de acuerdo a lo que enseña en Mt 10,40b-42.

El Maestro nos enseña que toda acción tiene su reacción y todo lo que se siembra tiene su cosecha, pues lo que se haga a favor de otros es como hacerlo a favor de Jesús, de manera que, siempre está garantizada la recompensa.

Conclusiones

La mejor manera de vivir dignamente y con el estilo de los hijos de Dios es necesario establecer la prioridad de tener a Jesucristo como el único Maestro, escoger entregar la vida a través del servicio a los demás. Al obrar de esa manera, las recompensas son maravillosas, llenas de esperanza y con un dinamismo de vida con grandes satisfacciones.

Es muy recomendable quedarse con Jesucristo como el Maestro de vida, seguir sus enseñanzas y fortalecer la existencia, porque las bendiciones son sorprendentes.

 

 

viernes, 23 de junio de 2023

27- DAR TESTIMONIO DE JESUCRISTO

 DAR TESTIMONIO DE JESUCRISTO

Manuel Tenjo Cogollo

Email: manueltenjo@yahoo.com

 El testigo es aquel que ha tenido contacto de primera mano con una persona o un acontecimiento, habla ante las personas o autoridades a quienes considera importantes. De manera que, la persona que se presenta como testigo es quien ha superado varios temores para hablar públicamente lo que ha visto en privado. Podemos leer el evangelio de Mateo (10,26-33), y después comentar brevemente. 

                   En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:

26 «No les tengan miedo.

Pues no hay nada encubierto que no haya de ser descubierto,

ni oculto que no haya de saberse.

27 Lo que yo les digo en la oscuridad, díganlo ustedes a la luz;

y lo que oyen al oído, proclámenlo desde los terrados.

28 «Y no teman a los que matan el cuerpo,

pero no pueden matar el alma;

teman más bien a Aquel que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehenna.

29 ¿No se venden dos pajarillos por un as?

Pues bien, ni uno de ellos caerá en tierra sin el consentimiento de su Padre.

30 En cuanto a ustedes,

hasta los cabellos de su cabeza están todos contados.

31 No teman, pues; ustedes valen más que muchos pajarillos.

32 «Por todo aquel que se declare por mí ante los hombres,

 yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos;

33 pero a quien me niegue ante los hombres,

le negaré yo también ante mi Padre que está en los cielos.

Lo que impide dar testimonio

Uno de los factores que impiden salir de sí mismo para dar testimonio de Jesucristo es el miedo (del que se habla 4 veces en el texto bíblico de hoy). Miedo a lo que digan los demás y a sus críticas; miedo a los que matan el cuerpo; a quien puede conducir a la perdición total, y a desconocer propio valor. Podemos observar que el miedo paraliza, impide la creatividad y frena el dinamismo personal, pues destruye la confianza desde dentro (Mt 10,26.28.31).

Otro factor que impide volverse testigo consiste en la acumulación de prejuicios, pues dificulta sacar a la luz lo desconocido y promueve mantenerse en el anonimato, porque la responsabilidad puede ser muy grande y la inseguridad puede crecer.

El miedo, la culpa y los prejuicios destruyen la seguridad personal y promueven la inestabilidad en todos los aspectos, generando dependencias a las opiniones ajenas y a esclavizarse a los comentarios de otras personas.

Lo que facilita dar testimonio

Podemos entender que para dar testimonio de Jesucristo se necesita tener unas bases tan sólidas, que sean inamovibles y que brinden la confianza suficiente para hablar y actuar justamente y sin temor. Vemos dos factores que están en la base de la existencia humana.

El primero es reconocer y aceptar que Dios es el dueño de la vida, quien cuida el balance para que ni un solo pajarito caiga por tierra “sin que lo disponga vuestro Padre” (Mt 10,29). Además, los hijos de Dios valen mucho más que un pajarito y, por tanto, “no hay comparación entre vosotros y los gorriones” (Mt 10,31). Eres valioso para Dios, por ello te cuida, protege y respalda para que te proyectes dando testimonio de su Amor.

El segundo elemento consiste en apoyarse en las leyes de la naturaleza como la siembra y la cosecha o de la física como la acción que produce una reacción. De manera que, quien esconde algo debe saber que tarde o temprano saldrá a la luz; lo que se diga en secreto se publicará ilimitadamente (Mt 10,26-27); el que declare a Jesucristo ante los hombres será respaldado por Él ante Dios (Mt 10,32). La persona que persevera en lo fundamental alcanza logros sorprendentes. 

Los frutos del testimonio

Jesús enseña a sus discípulos que quienes dan testimonio de su acción creadora participará de frutos maravillosos como vivir mostrando en la luz y en público lo que el Maestro le enseñó en secreto (Mt 10,27). Otro fruto consiste en descubrir el valor personal ante Dios Padre, pues Él protege, brinda seguridad y valora al ser humano más que a toda la creación (Mt 10,30-31). Un tercer fruto es el testimonio de Jesús ante el Padre, es decir, el respaldo en todo lo que se realiza para que llegue a feliz término y se alcancen las metas propuestas (Mt 10,32).

Cuando tu asumes la fuerza de confesar que crees en Jesucristo como tu Señor y Salvador, se despliegan sobre ti bendiciones sorprendentes que te conducen a vivir con la seguridad del respaldo divino para proyectarte como testigo de la vida y persona agradecida que se convierte en canal de bendición para los demás.

Conclusiones

La seguridad en Jesucristo y la confianza en las promesas de Dios son las bases más sólidas para confesar al Señor de la vida en público o en privado, porque permanecen eternamente.

Es mucho mejor y más sencillo ponerse del lado de Jesucristo y gozar de sus múltiples bendiciones, pues los frutos son maravillosos, que ponerse del lado de los criticones y perder hasta la vida misma.

 

miércoles, 24 de mayo de 2023

26- EL RESUCITADO LLEGA CON SUS REGALOS

 EL RESUCITADO LLEGA CON SUS REGALOS

Manuel Tenjo Cogollo

Email: manueltenjo@yahoo.com

 En la mañana de la resurrección se viven experiencias frescas del primer día, sin embargo, en el atardecer se desarrollan obstáculos y maneras de salir adelante, pues todo necesita una renovación para avanzar y crecer. El evangelista Juan nos narra la aparición de Jesús a sus discípulos llevando regalos maravillosos (Jn 20,19-23). Es bueno conocerlos para progresar en las ofrendas que trae Jesucristo al atardecer del primer día de la resurrección. 


1. Obstáculos para experimentar la resurrección

La experiencia de la resurrección de Jesús tiene obstáculos puestos por la condición humana: “al atardecer del primer día de la semana” y “el miedo a los judíos” (v.19), lo que conduce a tener “las puertas cerradas”. A continuación, se describen los elementos señalados:

“Al atardecer”. La luz-día es símbolo de Dios y de su actividad a través de Jesús.  Las tinieblas-noche representan todo lo que se opone a los valores propuestos por Dios La oscuridad existencial puede constituirse en un obstáculo para vivir la experiencia de la resurrección de Jesús, como le ocurre a Tomás (Jn 20,24-25), sin embargo, el Señor supera ese obstáculo para rescatar a sus discípulos de la oscuridad, tristeza, miedo y encierro.

“El miedo a los judíos”. La expresión “miedo” representa lo que acobarda al discípulo y destruye el heroísmo para dar testimonio de Jesús, pues sienten la aflicción que impide proclamar libremente al Señor. Los discípulos de Jesús se encuentran encerrados porque temen a las acciones de las autoridades judías, por tanto, el miedo paraliza las decisiones y las acciones de los que no han experimentado el dinamismo de la nueva creación.

“Las puertas cerradas”. Las puertas tienen tranca o llave por dentro. La cerrazón del corazón se manifiesta de manera individual (como Tomás v.25) y también comunitaria (v.19), lo que impide abrirse a la acción creadora de la Resurrección de Jesús.

2. Los regalos del resucitado

En los v.v.20-23 vemos Jesús Resucitado que dona siete regalos a la comunidad de discípulos para conducirlos a que se conviertan en testigos de la nueva relación con el Señor.

1.   “La paz con ustedes”. La paz que da Jesús, “no es como la que da el mundo” (Jn 14,27), en el sentido de la ausencia de conflicto o de supremacía de un pueblo que garantiza la paz de las naciones como esperaban los judíos. Es primordialmente la señal de la nueva alianza que Dios establece con el pueblo renovado por el Espíritu Santo y el crecimiento integral de la comunidad.

2.   “Les mostró las manos y el costado”. Jesús da a conocer las heridas gloriosas de su crucifixión. El mensaje directo consiste en señalar que el crucificado es el mismo resucitado. En Jn 20 se describe que Jesús “les mostró las manos y el costado” (v.20) a la comunidad de discípulos, además a Tomás le dice: “Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado” (v.27). La iniciativa es de Jesús que resalta las heridas sanadas de las manos y del costado, de manera que produce una respuesta positiva de los destinatarios: la alegría de la comunidad de discípulos (v.20) y la profesión de fe de Tomás (v.28). Las heridas ya no duelen, ya están sanadas por la resurrección.

3.   “Se alegraron”. La alegría es fruto de tomar consciencia de las bendiciones de Dios, es una promesa mesiánica y señal de la nueva alianza que conduce a reconocer las acciones divinas en el nuevo pueblo de Dios y en este caso “es el gozo de la resurrección”. Jesús había prometido la alegría a sus discípulos en distintos momentos. Cuando Jesús se presenta resucitado a sus discípulos se cumple su promesa de dar una alegría que inunda el corazón y por tanto “nadie se la podrá quitar” (Jn 16,22), es decir, una alegría plena y contagiosa (cfr. Jn 17,13). El reconocimiento de Jesús Resucitado trae alegría a la comunidad de discípulos, a Tomás y a todos los que “sin ver han creído” (Jn 20,29).

4.   “Como el Padre me envío, también yo los envío”. El envío a anunciar el Evangelio es una promesa mesiánica, pues los anunciadores irán con júbilo a proclamar el comienzo de la nueva alianza de la renovación del pueblo y serán recibidos con alegría. El envío que realiza Jesús a sus discípulos lo hace en una equivalencia similar con que Él fue enviado por el Padre. La misión requiere de hombres nuevos, re-creados el primer día de la Resurrección y capacitados para mostrar al Padre en todas sus obras. Es un gran regalo ser enviado por el Padre como envío a su Hijo: por amor, para la salvación y para conducir a una vida plena (Jn 3,16).

5.   “Sopló sobre ellos”. Jesús realiza una acción simbólica que muestra el comienzo de la nueva creación, porque en Gn 2,7 se muestra que Dios “formó al hombre con polvo del suelo, e insufló en sus narices aliento de vida”. El “soplo” de la nueva creación, que da origen al hombre nuevo, y al nuevo pueblo de Dios es el quinto regalo del Resucitado, y es el Espíritu Santo quien confirma e inaugura la nueva alianza.

6.   “Reciban el Espíritu Santo”. La evocación inicial de la presencia del Espíritu es el cumplimiento de la nueva alianza señalada por el profeta Ezequiel señala de parte de Dios: “infundiré mi espíritu en ustedes y vivirán; los estableceré en su suelo, y sabrán que yo, Yahveh, lo digo y lo hago” (Ez 37,14); de manera que comenzará el nuevo pueblo renovado, vivificado y establecido por la acción del Espíritu de Dios. También en Ez 36,26-27, se manifiesta la promesa en la que Dios va a dar al pueblo “un espíritu nuevo” que es el Espíritu de Dios: “infundiré mi espíritu en ustedes”, con la intención de crear un pueblo con un “corazón nuevo” dócil a la voluntad de Dios y dispuesto a dejarse crear por Él. De manera que se cumple otra promesa del Señor a sus discípulos.

7.   “Perdonen los pecados”. Vemos que Jn 20,23 tiene unos verbos en imperativo y una redacción en paralelismo antitético: “A quienes perdonen los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengan, les quedan retenidos”. La primera frase está en positivo y la segunda está en negativo, tal vez con la intención de reforzar la idea fundamental: perdonar pecados. Es observable que el pecado conduce al desorden que se manifiesta viviendo en la oscuridad, el miedo y causando violencia. Teniendo en cuenta el relato del ciego de nacimiento, “los que ven” son los que creen ver y se bastan a sí mismos, se enceguecen y buscan destruir a quienes no piensan y actúan como ellos, por eso Jesús les dice: “como ustedes dicen: ‘vemos’ su pecado permanece” (Jn 9,41).

La experiencia de Jesús resucitado es personal como la de Tomás, comunitaria como la de los discípulos que se alegran al tener al Señor en medio de ella y con proyección universal de acuerdo a lo señalado por Jesús: “dichosos los que no han visto y han creído” (Jn 20,29). Sin embargo, el encuentro personal con Jesús Resucitado siempre envía a la misión en comunidad.

 

Se puede ver el artículo completo de “Regalos del Resucitado. Un comentario de Jn 20, 19-23”, en la Revista Franciscanum, volumen LVII, N° 164, julio-diciembre de 2015, p. 255-280, http://revistas.usb.edu.co/index.php/Franciscanum/article/view/1548/1347

 

lunes, 15 de mayo de 2023

25- ASUMIR LA MISIÓN

 ASUMIR LA MISIÓN

Manuel Tenjo Cogollo

Email: manueltenjo@yahoo.com

Continuamos la misión de Jesús en todas las naciones, es por ello que debemos estar en relación íntima con Él y con el Espíritu Santo para asumir el envío y sentirse respaldados por la Trinidad. Vamos a leer el evangelio de Mateo (28,16-20):


 

     En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea,

al monte que Jesús les había indicado.

Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban.

Acercándose a ellos, Jesús les dijo:

"Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra.

Vayan y hagan discípulos de todos los pueblos,

bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo;

y enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado.

Y sepan que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo."

    

Tome uno y lleve tres. De manera que quien se queda con el Hijo de Dios se queda con todo, porque, como dice Jesucristo: "todo lo que tiene el Padre es mío" y añade que quien se queda con Él "recibirá todo lo mío" (Jn 16,15).

Además, se le entrega el Espíritu Santo que es el amor de Dios y el dinamismo de la existencia humana que "guía a la verdad completa" (Jn 16,13). Cualquier persona que empieza por tomar al gran Padre se queda con Jesucristo y con el Espíritu del Amor, de igual manera, quien se queda con el Hijo, tiene también al Padre y su Espíritu, aún más, quien se busca al Espíritu será guiado a la relación con Dios Padre y con su Hijo Jesucristo. Eso es lo que significa: "bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" (Mt 28,19). Con cualquiera que empieces una relación personal tendrás una intimidad que lleva a la plenitud. Esto es lo que celebramos en la solemnidad de la Santísima Trinidad.

El gran Padre es la fuente de todo lo bueno y maravilloso que existe en la creación, porque todo lo que sale de las manos de Dios es bueno. El Espíritu de la Verdad es el Amor de Dios derramado en los corazones humanos para hacer allí el lugar sagrado, llenando de dinamismo la existencia humana para construir un mundo mejor. El Espíritu nos hace vivir como herederos de las abundantes riquezas de nuestro Abbá (Rom 8,17).

 

miércoles, 3 de mayo de 2023

24- LOS HIJOS DE DIOS PUEDEN RELACIONARSE CON ÉL COMO PADRE

 LOS HIJOS DE DIOS PUEDEN RELACIONARSE CON ÉL COMO PADRE

 Una reflexión sobre el evangelio según san Juan (14,7-14)

            En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Si me conocen a mí, conocerán también a mi Padre. Ahora ya lo conocen y lo han visto." Felipe le dice: "Señor, muéstranos al Padre y nos basta." Jesús le replica: "Hace tanto que estoy con ustedes, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo les digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, hace sus obras. Créanme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creen a las obras. Les aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre; y lo que pidan en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si piden algo en mi nombre, yo lo haré."


Guía de reflexión

Jesús es la transparencia del Padre. Jesús enseña a Felipe y a los demás discípulos los elementos fundamentales de su identidad:

(1) Jesús es la verdad porque muestra al Padre y lo transparenta a través de sus palabras y de sus acciones, por eso señala: "El Padre, que permanece en mí, hace sus obras". Por tanto, creer en Jesús conduce a creer el Padre y pone toda su confianza en Él y dejarse guías por Él para transparentarlo en todas las acciones.

(2) Los discípulos que creen de Jesús pueden llegar a realizar acciones sorprendentes, además cuentan con el respaldo del Padre, pues "lo que pidan en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo".

De esta manera, los hijos de Dios pueden relacionarse con Él como Padre, con la posibilidad de transparentarlo en todos los ambientes y anunciar esta buena noticia a todas las naciones, por eso, como dice Hch 13: "Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron y alababan la palabra del Señor; y los que estaban destinados a la vida eterna creyeron", lo que conduce a que "los discípulos quedaron llenos de alegría y de Espíritu Santo". Contamos con el poder del Padre.

 

***