SEMBRAR Y EVANGELIZAR
Manuel
Tenjo Cogollo
Email: manueltenjo@yahoo.com
Existen
grandes esfuerzos que producen pocos resultados, tal vez, porque el
emprendimiento está desenfocado. El Maestro Jesús nos enseña a comprender la
realidad de la siembra y la cosecha en la evangelización y en las demás
actividades que desarrollan los seres humanos, utilizando una parábola, es que
un cuento cuyos elementos están en función de una enseñanza. Vamos a leer el
evangelio según Mateo 13,1-9.
Aquel día, salió
Jesús de casa
y se sentó junto al
lago.
Y acudió a él tanta
gente
que tuvo que subirse
a una barca;
se sentó,
y la gente se quedó
de pie en la orilla.
Les habló mucho rato en parábolas:
«Salió el sembrador
a sembrar.
Al sembrar, un poco
cayó al borde del camino;
vinieron los pájaros
y se lo comieron.
Otro poco cayó en
terreno pedregoso,
donde apenas tenía
tierra,
y, como la tierra no
era profunda,
brotó en seguida;
pero, en cuanto
salió el sol,
se abrasó y por
falta de raíz se secó.
Otro poco cayó entre
zarzas,
que crecieron y lo
ahogaron.
El resto cayó en
tierra buena
y dio grano: unos,
ciento; otros, sesenta; otros, treinta.
El que tenga oídos que oiga.»
Mucho esfuerzo y poco
resultado
En la
parábola del sembrador la semilla no es el problema, pues representa la Palabra
de Dios, que, como la semilla, es la condensación de la vida, con dinamismo
propio y con capacidad de hacer algo novedoso.
El
sembrador esparce la semilla en cuatro terrenos, mostrando el esfuerzo de quien
realiza la tarea de preparar los terrenos y organizar la siembra, sin embargo,
solo uno ofrece buen resultado querido: buen fruto y de calidad. Se realiza un
gran esfuerzo para dar frutos necesarios.
En las actividades que realizamos ya sean de evangelización, familiares o laborales, vemos que hacemos gran cantidad de esfuerzo y pocos resultados. Eso puede desanimar, causar abandono de las actividades y desilusión que impide seguir adelante. Sin embargo, lo importante, inicialmente, es el esfuerzo de la siembra. El sembrador (tu y yo) realizamos una serie de actividades productivas (porque llevan vida), en el camino aprendemos, superamos obstáculos y crecemos integralmente, para mantener el esfuerzo y esperar siembre buenos resultados, aunque nos sorprendan.
Revisión de los obstáculos
La
semilla tiene que enfrentar distintos obstáculos en los terrenos donde cae. El
esfuerzo enfrenta tres complicaciones, a saber. Primero, la semilla cae en el
camino, no echa raíz, queda en la superficie, facilitando que las aves y otros
aspectos se la lleven con facilidad. El esfuerzo y la semilla son
superficiales, así que el resultado es la perdida de ambos.
El
segundo es que la semilla caiga sobre piedras, no hay mucha tierra, no echa raíz,
empieza un pequeño arbusto, que el sol quema, las criticas desaniman y el
esfuerzo y la semilla se pierden. El descuido con lo que se realiza hace que no
se avance, llegue el desánimo y surjan pensamientos y palabras de fracaso.
El tercer
terreno es el que acoge la semilla, empieza a crecer, pero los abrojos, espinos
y zarzas (es decir, la maleza), empieza a ahogar el arbusto, la pequeña planta
y los esfuerzos realizados. Esto conduce a vivir contento con los pequeños
avances y triste con la gran cantidad de fuerza empleada.
Tres obstáculos que deben revisarse para superarlos y avanzar de manera que la semilla y el esfuerzo no se pierdan, sino que se abran paso conquistando los ambientes en que se mueve.
Lo importante es dar
frutos
La tierra
buena sabe hacer procesos de crecimiento porque tiene que superar los
obstáculos hasta dar el fruto correspondiente. Dar fruto requiere el esfuerzo
de superar las aves, echar buenas raíces, avanzar en medio de las zarzas y los
abrojos, superando el desánimo, hasta llegar a la meta: dar fruto. Los
esfuerzos que tienen una meta focalizada producen los resultados queridos.
Al final, en la parábola, no es importante la cantidad de fruto producido, sino el vences obstáculos para alcanzar a dar resultados satisfactorios. En muchas ocasiones llegar a la meta no es lo más importante, pues el esfuerzo, la superación de sí mismo, vencer obstáculos y mejorar en todos los aspectos, ocupan el puesto privilegiado.
Conclusiones
Enfocarse
en la actividad que se realiza para llegar a las metas propuestas contribuye a
superar los obstáculos del camino, de las piedras y de las zarzas. Mucho
esfuerzo para tener un aparente resultado pequeño, sin embargo, el aprendizaje
resulta muy valioso, la experiencia adquirida hace que cualquier persona se
convierta en maestro de vida, pues sus logros son la carta de presentación en
todos los ambientes.
Tú estás
hecho para superar los obstáculos, hasta convertirte en tierra buena, porque la
semilla de vida que hay en ti tiene el dinamismo para crecer en una planta
fuerte que, al llegar a la madurez, produce mucho fruto.
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