DAR TESTIMONIO DE JESUCRISTO
Manuel Tenjo Cogollo
Email: manueltenjo@yahoo.com
26 «No les tengan miedo.
Pues no
hay nada encubierto que no haya de ser descubierto,
ni oculto
que no haya de saberse.
27 Lo que yo les digo en la oscuridad, díganlo ustedes a la luz;
y lo que
oyen al oído, proclámenlo desde los terrados.
28 «Y no teman a los que matan el cuerpo,
pero no
pueden matar el alma;
teman más
bien a Aquel que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehenna.
29 ¿No se venden dos pajarillos por un as?
Pues
bien, ni uno de ellos caerá en tierra sin el consentimiento de su Padre.
30 En cuanto a ustedes,
hasta los
cabellos de su cabeza están todos contados.
31 No teman, pues; ustedes valen más que muchos pajarillos.
32 «Por todo aquel que se declare por mí ante los hombres,
yo también me declararé por él ante mi Padre
que está en los cielos;
33 pero a quien me niegue ante los hombres,
le negaré
yo también ante mi Padre que está en los cielos.
Lo que impide dar testimonio
Uno de los factores que impiden salir de sí mismo para dar testimonio de Jesucristo es el miedo (del que se habla 4 veces en el texto bíblico de hoy). Miedo a lo que digan los demás y a sus críticas; miedo a los que matan el cuerpo; a quien puede conducir a la perdición total, y a desconocer propio valor. Podemos observar que el miedo paraliza, impide la creatividad y frena el dinamismo personal, pues destruye la confianza desde dentro (Mt 10,26.28.31).Otro
factor que impide volverse testigo consiste en la acumulación de prejuicios,
pues dificulta sacar a la luz lo desconocido y promueve mantenerse en el
anonimato, porque la responsabilidad puede ser muy grande y la inseguridad
puede crecer.
El miedo, la culpa y los prejuicios destruyen la seguridad personal y promueven la inestabilidad en todos los aspectos, generando dependencias a las opiniones ajenas y a esclavizarse a los comentarios de otras personas.
Lo que facilita dar testimonio
El primero es
reconocer y aceptar que Dios es el dueño de la vida, quien cuida el balance para que ni un solo
pajarito caiga por tierra “sin que lo disponga vuestro Padre” (Mt 10,29). Además, los hijos de Dios valen
mucho más que un pajarito y, por tanto, “no
hay comparación entre vosotros y los gorriones” (Mt 10,31). Eres valioso
para Dios, por ello te cuida, protege y respalda para que te proyectes dando
testimonio de su Amor.
El segundo elemento consiste en apoyarse en las leyes de la naturaleza como la siembra y la cosecha o de la física como la acción que produce una reacción. De manera que, quien esconde algo debe saber que tarde o temprano saldrá a la luz; lo que se diga en secreto se publicará ilimitadamente (Mt 10,26-27); el que declare a Jesucristo ante los hombres será respaldado por Él ante Dios (Mt 10,32). La persona que persevera en lo fundamental alcanza logros sorprendentes.
Los frutos del testimonio
Jesús
enseña a sus discípulos que quienes dan testimonio de su acción creadora participará de frutos maravillosos como
vivir mostrando en la luz y en público lo que el Maestro le enseñó en secreto
(Mt 10,27). Otro fruto consiste en descubrir
el valor personal ante Dios Padre, pues Él protege, brinda seguridad y valora
al ser humano más que a toda la creación (Mt 10,30-31). Un tercer fruto es el testimonio de Jesús ante
el Padre, es decir, el respaldo en todo lo que se realiza para que llegue a
feliz término y se alcancen las metas propuestas (Mt 10,32).
Cuando tu asumes la fuerza de confesar que crees en Jesucristo como tu Señor y Salvador, se despliegan sobre ti bendiciones sorprendentes que te conducen a vivir con la seguridad del respaldo divino para proyectarte como testigo de la vida y persona agradecida que se convierte en canal de bendición para los demás.
Conclusiones
La seguridad en
Jesucristo y la confianza en las promesas de Dios son las bases más sólidas para confesar al
Señor de la vida en público o en privado, porque permanecen eternamente.
Es mucho mejor y
más sencillo ponerse del lado de Jesucristo y gozar de sus múltiples bendiciones, pues los
frutos son maravillosos, que ponerse del lado de los criticones y perder hasta
la vida misma.
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