DAR SABOR E ILUMINAR A LA VIDA
Manuel Tenjo Cogollo
Email: manueltenjo@yahoo.com
1. Dar sabor a lo que se hace
Jesús
enseña a sus discípulos que son: "la
sal de la tierra" (Mt 5,13), mostrando que ya está en su escencia
la capacidad de dar sabor a la tierra. La
sal sirve para dar gusto, como condimento (en su sentido natural) y, por tanto,
da sabor a las comidas, conserva los alimentos. En la cultura judía la sal era
un elemento de purificación (2 Rey 2,19-21); era también un elemento
fundamental del culto a Yahveh (Lev 2,13), y llego a expresar la alianza entre
Dios y el pueblo (Núm 18,19). Si los discípulos son “la sal de la tierra” es porque tienen que realizar en sus vidas
estos sentidos de la sal natural. Han de encontrarle gusto profundo a la vida y
ayudárselo a descubrir a los demás; ser un elemento purificador en el ambiente
donde viven; hacer de su vida y de todo el mundo una alabanza al Señor; han de
ser testigos permanentes de la Alianza nueva de Dios Padre con el nuevo pueblo
de Dios. Además, la sal nunca es para así misma sino para la comida.
La
sociedad actual necesita personas que estén dispuestas a dar sabor a todo lo que
realizan, con un poco de humildad, pues si está muy salado nadie se lo come y
se está insípido es dejado de lado. Es necesario brindar ambientes agradables
de trabajo, productivos y dinamizadores, donde exista una armonía entre los
seres humanos y resplandezca la justicia social que produce como fruto la paz.
Ayudar a que otros descubran el sabor de su vida es una labor interesante, porque más personas empiezan a aportar la parte agradable de su ser, conduciendo a que la sociedad avance en la promoción de la dignidad humana.
2. Iluminar los ambientes donde se encuentra
Al mismo
tiempo, Jesús dice a sus discípulos que ellos son "la luz del mundo" (Mt 5,14), para iluminar todos
los lugares y las vidas donde se encuentre. La luz es otro título de Jesús para referirse a los
discípulos. El mundo es asemejado a la “casa” (Mt 5,15) y en una casa de la
sólo había una habitación para los moradores de ella. Ahora bien, en Mt 4,16
Jesús es presentado como la luz que brilla en las tinieblas y aporta novedad
total donde reina la oscuridad y la muerte. Existe, entonces, una continuidad
de la misión de Jesús. En el mundo los hombres han de ver las obras de los
discípulos de Jesús, las exigen como una necesidad, y esas obras, realizadas en
medio de la oscuridad, brillan, aportan luz a los hombres, pero glorifican
también al Padre.
La luz
ilumina en momentos de oscuridad y allí se valora su utilidad, sin embargo,
demasiada luz encandelilla y poca luz desespera. Iluminar donde todo
resplandece, es una pérdida de esfuerzo. De manera que cuando las personas
iluminan ambientes de oscuridad, son bien recibidas y valoradas, porque surge
la esperanza de un nuevo amaneces.
Cada ser humano tiene dentro la luz de su Creador, para que, con sus acciones, haga resplandecer las maravillas divinas y se convierta en canal de bendición para otros. En los momentos de oscuridad social que estamos viviendo, necesitamos muchas luces que con sus buenas acciones hagan cesar la horrible noche e iluminen la mayor oscuridad para que todo resplandezca.
3. Conclusión
Los que
optan por tener a Dios como único Rey hacen que su vida sea sal y luz que
glorifica al Padre y lleva acciones de justicia a los hombres, es decir,
aportan sabor y luz a la humanidad al mismo tiempo que alaban al Padre.
Es tiempo
en que tu asumas tu misión responsablemente, brindar un sabor y agradable luz
en todos los lugares donde te encuentres y con todas las personas con las que
te relacionas, para tener una sociedad donde resplandezca la justicia y la paz,
donde la solidaridad y la promoción humana hacen parte de los que viven
haciendo la misericordia y mostrando que el ser humano ha sido creado para
realizar grandes hazañas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario