ASOCIAR PARA CRECER
Manuel
Tenjo Cogollo
Email: manueltenjo@yahoo.com
Muchas personas tienen miedo a la soledad, se rodean de muchas personas, pero cuando no tiene nada nuevo que aportar a otros… al final… se quedan solos. Eso produce tristeza, nostalgia y depresión. De manera que, servir y ayudar a otros a crecer conduce a vivir acompañado de muchas personas, aun en los avanzados años de edad. ¿Cómo lograrlo?Jesús de
Nazaret tuvo un encuentro con una mujer samaritana y con sus discípulos, para
enseñar a asociar personas a su proyecto del Reinado de Dios y hacer crecer la
comunidad de visionarios y empresarios (Jn 4,5-42). Ahora bien, es necesario
tener en cuenta el proyecto personal o empresarial que se está siguiendo, para
asociar a quienes lo comprenden y crecer exponencialmente.
Veamos los elementos para asociar y crecer.
1. Avanzar en la relación
interpersonal
Para
avanzar es necesario conocer a las personas que nos rodean, pues nos ayudan a
crecer y a desarrollar nuestro proyecto de hacer una mejor empresa, comunidad o
sociedad. Jesús conoce a la mujer samaritana y se lo demuestra: “has tenido cinco maridos y el que ahora tienes no es marido tuyo” (Jn 4,18). La samaritana es
una mujer que está buscando un piso firme y sólido desde dónde construir su
vida, pero se ha equivocado en el camino y ha realizado elecciones equivocadas.
El conocimiento de la mujer hacia Jesús es procesual y creciente, pues
primero lo identifica como un hombre judío que tiene limitaciones para sacar
agua del pozo de Jacob (Jn 4,9), con quien es difícil relacionarse porque
existe una división histórica entre los judíos y los samaritanos. En segundo lugar,
identifica a Jesús como Señor que puede dar un agua especial, que da vida y que
no produce sed (Jn 5,15), haciendo que la relación interpersonal empiece a crecer,
pues supera los límites raciales y religiosos iniciales. Después, la mujer
samaritana reconoce a Jesús como profeta (Jn 5,19), que puede revelar fenómenos
sorprendentes de Dios y de su relación con los hombres, más allá de la
geografía o el culto religioso. Para terminar, en cuarto lugar, reconociendo a
Jesús como el Cristo (Jn 4,25.29), porque da a conocer el sentido de la
historia y el avance de una nueva sociedad.
De manera que, la relación entre la mujer samaritana y Jesús es creciente, en constantes revelaciones y mostrando la superación de esquemas mentales equivocados o caducos. Al final la mujer va a la ciudad a buscar a la gente para darles a conocer al hombre maravilloso que es Jesús y a su proyecto de vida. La relación condujo a asociar a otros samaritanos al Reinado de Dios.
2. Alimentarse de la
pasión por lo que se hace
Jesús les
enseña a los discípulos que es más importante comprometerse con los proyectos a
largo plazo y ponerle pasión a la comunidad o a la empresa, comer o beber (Jn
4,31-38). El Maestro le pone sus discípulos que, si su visión está basada en
comer o beber, es muy corta, pero lograr la meta de hacer crecer el proyecto
del Padre de la vida. Además, muestra que la meta debe estar siempre en la
mente y a la vista, pues eso produce pasión (Jn 4,34-35). Dicho de otra manera:
entre saber qué se debe hacer y para qué se debe hacer, está la pasión que se
le pone para desarrollar el proyecto y alcanzar las metas de crecimiento en la
empresa divina. Para Jesús, la pasión por lograr el proyecto del Reino del
Padre es más importante que cualquier cosa, haciendo que ese proyecto se
convierta en la comida necesaria para fortalecerse y avanzar.
El mejor alimento que puedes tener es la pasión por lograr las metas, avanzar en el cumplimiento, y alcanzar los resultados que se esperan. La pasión hace que se quite todo aquello que distrae, como la preocupación por comer, por agradar a los demás, por quedarse durmiendo o viendo televisión. La pasión por lograr las metas hace que se trabaje por ellas, porque se ven ya próximas. Además, es necesario contagiar esa pasión a quienes se unen al proyecto para que todos vean la nueva cosecha.
3. Asociar para que todos
disfruten
La mujer
samaritana contagia su alegría y su pasión a sus compatriotas (Jn 4,39-42),
para que lleguen a conocer a Jesús, se unan a su proyecto y crezcan en el Reinado
del Padre de la vida. Al final, eso se logra el crecimiento en la asociación,
porque los suyos dicen: “Ya no creemos por tus palabras; que nosotros mismos hemos oído y sabemos
que éste es verdaderamente el Salvador del mundo” (Jn 4,42).
¿Tú
tienes un proyecto definido, claro y fácil de expresar? Debes empezar a ponerle
pasión, agregar personas y ayudar a que todos crezcan integralmente, para que
las relaciones interpersonales sean mejores. Es tiempo de empezar a crecer
integralmente, ayudar a otros que avancen en su vida, hasta convertirse en los
empresarios de su propia familia, de manera que, todos construyamos una mejor
familia y una mejor sociedad.
No se
esperan las condiciones apropiadas, sino que se crean esas condiciones a través
del estudio, la superación de las limitaciones y la asociación de nuevas
personas.
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