CONOCER PARA VER CON CLARIDAD
Manuel
Tenjo Cogollo
Email:
manueltenjo@yahoo.com
En una ocasión, Jesús sana a un ciego de nacimiento (narrado en el evangelio de Juan, capítulo 9), donde se puede apreciar que la sanación más importante es la interior, pues quien era ciego empieza un proceso de captación de sí mismo y del hombre que lo sanó. El proceso es inductivo, pues pasa de lo pequeño a lo grande.
1. Recibir una nueva
visión
Jesús ve a un ciego de nacimiento y
decide sanarlo, no de manera inmediata, sino con un proceso terapéutico: "escupió en tierra, hizo barro con la saliva, y untó con el barro los ojos
del ciego", después le
ordenó que fuera a lavarse a la piscina de Siloé (Jn 9,6-7). Jesús realiza una
parte de la actividad, pero la otra, muy importante, debe realizarla el hombre
con discapacidad visual, quien cumple lo ordenado y regresó viendo físicamente.
Es necesario aprender a ver las
oportunidades que ofrece la vida, en ocasiones las personas se portan
ciegamente, por las situaciones que viven, sin embargo, las mismas excusas
pueden servir de razones para empezar a ver.
Es necesario recibir una nueva visión, aceptarla con la confianza de avanzar hacia un estilo de vida nuevo, mejor y donde de alcanzan metas para cumplir sueños. Para ello es necesario tener una mentalidad abierta a recibir nuevas propuestas, con fundamentos en valores y proyecciones en principios, que conducen a sacar lo mejor de cada uno y a construir familias integralmente sanas.
2. Te voy comprendiendo,
Jesús
Una vez que el hombre recibe la
sanación física viene un proceso de comprensión de quién es Jesús, que se
proyectará en una construcción de la verdadera imagen de sí mismo. El hombre
sanado no ve a Jesús al comienzo, solamente hasta el final, sin embargo, va
descubriendo la identidad de Jesús para construir su propia identidad.
Los interrogatorios que hacen al
hombre le sirven para avanzar, porque cuando la gente le pregunta quién lo sanó
la respuesta es: "ese hombre que se
llama Jesús" (Jn 9,11) (1). Cuando los fariseos le piden que hable de
ese hombre, el curado responde: "es
un profeta" (Jn 9,17) (2), de manera que la comprensión de Jesús está
creciendo. Las preguntas al hombre nuevo son insistentes, así que ahora afirma
que Jesús es un Maestro y que si quieren "hacerse
discípulos suyos" (Jn 9,27) (3). Hasta llegar a afirmar que es enviado
por Dios, pues "Si éste no viniera de Dios, no podría hacer
nada" (Jn 9,33) (4). Al final de la escena se encuentra con
Jesús, a quien va a confesar como "Señor"
(Jn 9,36.38) (5).
El proceso fue creciente, la
experiencia de Jesús fue avanzando en la vida del hombre que había sido ciego,
conduciendo una toma de conciencia progresiva, asumiendo un estilo existencial
superior.
En la medida en que las personas
crecen integralmente, avanzan empresarialmente, mejorar en la vida familiar y
logran metas sorprendentes. Al mismo tiempo, se convierten en modelos a seguir
y guías de muchos.
Tu puedes pasar de ciego a vidente, para avanzar en la vida y ser mejor persona. Únete a Jesucristo, ten un encuentro creciente con Él y avanza hasta llegar mucho más lejos de lo que piensas.
3. Determinación para avanzar en la vida
Cuando el
hombre está seguro de sí mismo y de lo que hace, toma el control de su vida,
asume la responsabilidad de lo que realiza y avanza con seguridad en medio de
las situaciones cruciales. A las personas que tienen buena autoestima, tienen
una visión clara de lo que quieren de la vida y superan los miedos a las
opiniones ajenas, se convierten en personas atractivas, que se conectan con
facilidad con las personas y ayudan a otros a que vean buenas oportunidades.
Eres el
dueño de tu vida, cuenta con Jesucristo para avanzar en tus empresas, llega
hasta donde tu imaginación te lo permita. No te detengas, avanza en medio de
los cuestionamientos, camina en medio de las crisis y llega al final, cuando
otros se quedaron por el camino. Estás hecho para grandes hazañas. ¿Qué crees
que te falta?
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