ELEGIDOS PARA GRANDES ACCIONES
Manuel
Tenjo Cogollo
Email:
manueltenjo@yahoo.com
El asunto
es que todos somos elegidos, bendecidos y el Padre quiere que sus hijos se
realicen como seres humanos a través de sus diversas actividades, con los
dones, talentos y carismas con que fuimos dotados. Pedro, el apóstol, tuvo que
reconocer, muy a pesar suyo que Dios acepta a todas las personas como son (Hch
10,34), cuando entra en la casa del centurión romano llamado Cornelio.
Todos hemos sido elegidos para grandes acciones y contamos con el respaldo divino, sin embargo, no todos se deciden a ponerse en acción.
1. Elegidos por el Dios de
la vida
En el
evangelio de Mateo (3,13-17) se muestra la elección y el bautismo de Jesús,
donde Él es bañado en el poder del Espíritu y cuenta con el respaldo del Padre.
La grandeza de la divinidad de Jesús radica en su humanidad, es decir, en
mostrarse lo más humanamente posible, porque desde allí es desde donde se
descubre que Él es hijo de Dios. Lo más maravilloso y sorprendente de Jesús es
que es un hombre normal, que transparenta a la divinidad mostrándose
humanamente, lo que significa que estuvo dispuesto a ayudar a otros a que
descubrieran su divinidad, pues les hablaba de Dios como tu Padre personal,
quien busca bendecir a todos como hijos y los busca constantemente.
Cuando
una persona hace el bien y ayuda a otros solemos decir que se comporta muy
humanamente. En oposición, quien hace daño a otros, los roba y destruye su
dignidad le decimos que obra inhumanamente. De manera que, la humanidad se
muestra ayudando, sirviendo y contribuyendo a la dignificación de todos los que
tenemos cerca. No es el mal (pecado) los que nos hace humanos, pues así estamos
manifestando lo inhumanos que podemos llegar a ser, y eso es lo que no quiere
Dios. La manifestación divina se realiza en las acciones humanas de
solidaridad, misericordia y ayuda a crecer a todas las personas.
Tu eres elegido por el Dios de la vida para transmitir una chispa de divinidad en todo lo que realizas. Así que tú eres el elegido… para hacer todo de manera buena, buscando la excelencia y ayudando a otros a vivir dignamente, de esa manera el Padre dirá sobre ti las palabras que dijo sobre Jesús en su bautismo: “Este es mi Hijo amado, en quien me complazco” (Mt 3,17).
2. Dotados por con poder
En el
bautismo Jesús quedo anidado por el Espíritu de Dios que descendió sobre Él en
forma de paloma (Mt 3,16). La dotación fundamental del poder de Dios para
realizar acciones grandes se llama Espíritu Santo. Para Jesús no hay nada
imposible porque cuenta con el poder de Dios. Ahora bien, Él no es el único con
el poder del Espíritu, pues todos los hijos de Dios cuentan con todo su poder
para hacer que sucedan fenómenos maravillosos.
De manera
que, todos los hijos de Dios son los elegidos, cuentan con el poder divino y
con el respaldo del Padre para alcanzar las metas que se planean y, allí está
la clave del éxito. Lo normal es que los hijos de Dios cuentan con el poder
infinito y grandioso de su Espíritu, con tantas posibilidades de cambiar su
entorno y alcanzar el éxito hasta donde la visión alcance.
Dios, que es tu Padre, no es tacaño y no tiene hijos preferidos a los que privilegia más que a otros. Él es generoso con su poder y de te brinda todos los recursos necesarios para avanzar con humildad, hasta llegar a metas que sobrepasan tu imaginación. Tú cuentas con la fuerza divina para poner divinidad a todo lo que realizas, con el Amor del Espíritu y el impulso que dinamiza tu interior para cumplir lo que planeas en función de la visión que tu Padre ha puesto en ti. Tienes todo en tu interior para ser grande en la historia.
3. Para realizar acciones
de justicia
Es
necesario volver a la reflexión de que en la humanidad se manifiesta la
divinidad, en las acciones de justicia se revela la acción maravillosa de Dios,
como le ocurrió a Jesús (Mt 3,15).
¿Cuáles son las acciones de justicia que debe vivir el ser humano para
manifestar su divinidad? En la profecía de Isaías (42,1-7) se descubren
acciones de justicia que muestran un ser que obra humanamente, a saber: humildad para respetar a los demás y levantar
a quienes ya se apagan (“No vociferará ni
alzará el tono, y no hará oír en la calle su voz. Caña quebrada no partirá, y
mecha mortecina no apagará”); disciplina para avanzar
hasta llegar a las metas (“no desmayará ni se quebrará hasta implantar en la tierra el derecho, y
su instrucción atenderán las islas”); perseverancia y docilidad
hasta llegar a las metas (“te he llamado en justicia, te así de la mano, te formé, y te he
destinado a ser alianza del pueblo y luz de las gentes, para abrir los ojos
ciegos, para sacar del calabozo al preso, de la cárcel a los que viven en
tinieblas”).
Admiramos
a quienes logran sus metas y alcanzan el éxito, y algunos llegan a pensar que
eso es para unos pocos que son elegidos. Sin embargo, Jesús nos enseña que
todos somos elegidos y que contamos con la fuerza y el poder para mostrar cómo
deben vivir los hijos de Dios. Tu dignidad no está en venta. Eres elegido para
contagiar de divinidad en todo lo que realizas.
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