SEÑALAR DE UN NUEVO AMANECER
Manuel Tenjo Cogollo
Email: manueltenjo@yahoo.com
El ser humano vive abriendo
y cerrando puertas, terminando y comenzando ciclos, esperando y caminando
dialécticamente hacia la esperanza. Eso es maravilloso en la humanidad y en la
naturaleza.
Los discípulos de Juan Bautista y los de Jesús se cuestionan sobre los protagonistas de la nueva etapa en el camino de salvación y realización personal. La pregunta fundamental es: ¿eres tú o esperamos a otro?, y la otra pregunta ¿cuáles son las señales de la nueva etapa? Las respuestas las podemos ver en el evangelio de Mateo (11,2-11), en torno a la era mesiánica y a sus señales.
1. Respuesta con las señales
Jesús
responde a los discípulos de Juan Bautista con acciones que evidencian una
nueva etapa de vida y la llegada del Cristo: Rey sobre las enfermedades y los
problemas, como: “los ciegos ven y los
cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos
resucitan y se anuncia a los pobres la Buena Nueva” (Mt 11,5). Lo que ocurre
es tan maravilloso y evidente que no se puede ocultar.
Los excluidos y empobrecidos asumen una nueva vida: ven, andan, quedan
limpios, oyen, resucitan y tienen la Buena Noticia de vivir con la dignidad de
hijos de Dios. Esas señales no son solamente sanaciones físicas sino también
psicológicas y espirituales, donde se evidencia la acción del Padre a favor de
sus hijos.
Es evidente que en la persona y en la sociedad comienzan etapas de vida
un poco diferente a las anteriores, y quienes estén dispuestos, las están
aprovechando. Algunos esperan el momento preciso para avanzar en la vida, sin
embargo, no reconocen que el tiempo ha comenzado y lo estamos viviendo. Estamos
construyendo el momento oportuno.
Debes revisar las señales en tu vida para reconocer que todo te obliga a tomar decisiones para empezar nuevas etapas, así que hoy es el mejor día de tu vida y el primero del resto de tu vida. Ha empezado la época de la bendición y el momento de aprovechar las oportunidades de crecer y avanzar en la vida.
2. Respuesta con las personas
Jesús
enseña a sus discípulos que la buena etapa de Juan el Bautista ha pasado y que
ahora comienza una nueva y mejor (Mt 11,7-11). Juan el Bautista fue muy bueno,
su actividad marcó una gran etapa en la historia de la salvación, porque fue el
precursor de la nueva época. Ahora empieza la nueva oportunidad de tener al
Cristo como el Rey de tu historia y salvador de tu vida.
En
toda la historia de la humanidad, y en la tuya en particular, las personas que
marcan tu vida, porque te enseñan algo de lo que debes o de lo que no debes
hacer, pasan, dejan una huella y se van. Cuando te apegas a las personas y
pones tu seguridad en ellas, no te das la oportunidad de empezar nuevas
amistades y conocer nuevos maestros que enseñen algo mejor. Lo mismo puede
ocurrir con una ocupación, un empleo o un trabajo, debes dejarlo cuando se
convierte en un obstáculo para avanzar y progresar en la vida.
Jesús enseña que es necesario ver que ha llegado la época de tener un sólo Maestro y un sólo Señor, el que supera al precursor, para avanzar en una nueva relación con el Padre que vive dentro de ti y quiere llevarte a superar las cegueras y sorderas, para caminar con la libertad de los hijos de Dios.
La decisión es tuya
Al
final de toda reflexión, análisis y discernimiento, la decisión es tuya, y las
consecuencias, también. Recordemos que todo comenzó con unas preguntas, en el
proceso vemos unas respuestas a través de las señales de vida y por medio de
personas. Estamos comenzando una nueva y mejor etapa de la vida y, aun mejor,
es la definitiva.
Sin
embargo, existen quienes tienen respuestas, pero no están satisfechos, quienes
tienen respuestas pero no eran las que esperaban, quienes tienen respuestas
pero no toman decisiones. En tanto que hay quienes tienen respuestas y están a
su gusto y entendimiento, quienes tienen respuestas y se ponen en acción y
quienes tiene actitud abierta y disposición para ver metas en función de las
nuevas etapas de la vida.
Te
recomiendo que tomes la decisión por quedarte con Jesucristo y, con Él, avanzar
en la vida hasta hacer que cada día sea el momento oportuno y donde se cosechen
los mejores frutos.
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