CAMBIAR DE MENTALIDAD PARA AVANZAR
Manuel Tenjo Cogollo
Email: manueltenjo@yahoo.com
Quiero
proponerles una reflexión a partir de la enseñanza bíblica de Mateo 3,1-12,
donde existen elementos que preparan al advenimiento de una nueva etapa de
vida.
En el
desierto de Judea, como en los múltiples desiertos de la vida, aparece el
profeta llamado Juan y apodado Bautista, por ser una de las actividades que
realiza para vivir la conversión y el perdón de los pecados. Su presencia
física y su apariencia son demasiado sencillas para tener un mensaje impactante
y que exige una toma de posición (Mt 3,3-4). Juan Bautista aparece como el
precursor del Rey – Mesías enviado por Dios para dar comienzo a la nueva etapa
de la historia y la oportunidad de establecer una nueva relación como hijos y
herederos del Padre.
La
propuesta es: “ha llegado el Reinado de
Dios” (Mt 3,2), porque comienza un nuevo gobierno que empieza en el
interior del ser humano y se expande a toda actividad humana, donde Dios se
convierte en el soberano de toda decisión y actividad existenciales. Así que la
primera actividad consiste en dejar de pensar que Dios está en lo alto para
pasar a considerar que habita al interior del ser humano y hace de él su
templo.
La
actividad consiste en: “dar frutos dignos
de conversión” (Mt 3,8), porque cuando se toma conciencia de la presencia
activa de Dios al interior del ser humano, se asumen los poderes divinos para
realizar acciones que proyectan lo más sublime de la humanidad. De manera que
se desencadenan actividades donde la felicidad no viene de fuera sino del
interior del ser humano y, por tanto, la libertad se conquista desde dentro
para proyectarse en la construcción de ambientes que promueve la posibilidad de
avanzar libremente como hijos de Dios. Los frutos de conversión no se vuelven
una obligación, sino que brotan de manera natural favoreciendo a muchos seres
humanos, para edificarlos en los senderos de la libertad y la felicidad.
Para
iniciar es necesario: “yo bautizo con
agua para conversión” (Mt 3,11). La decisión de asumir un nuevo estilo de
vida para avanzar requiere unos ritos de iniciación, donde cada persona dice:
hoy realizo tal actividad para marcar el comienzo de lo que voy a realizar para
alcanzar mis metas. El bautismo es la actividad de sumergirse en una nueva
experiencia de vida, que comienza ahora y se va completando poco a poco hasta
llegar a la plenitud. Cada uno asume su iniciación a la vida nueva, a las
etapas que conducen a alcanzar metas donde Dios reina, para conducir a la
plenitud existencial en las obras de libertad y de felicidad.
El cambio
de mentalidad contribuirá a construir proyectos, con planes estratégicos y con
principios, para avanzar actitudinalmente en la consecución de metas nobles:
ayudar a otros a vivir libres y felices, a través del desprendimiento, el
compartir y el ayudar a todas las personas que tiene cerca.
2. Cambio de maestro para un cambio de vida
Juan Bautista
plantea un cambio de maestro, donde ya no es él y su enseñanza, pues termina
con la decisión de convertirse y la acción inicial de bautizarse, para asumir
otro maestro que pueda conducir a perseverar en el nuevo estilo de vida hasta
llevarlo a la plenitud. Desprenderse de un maestro bueno para asumir uno
superior y con mayor provecho (Mt 3,11).
El nuevo
maestro bautiza con “Espíritu Santo y fuego” (Mt 3,11), es decir, sumerge a la
persona en el dinamismo del poder divino, fortalecido con el amor y con un
ardor nuevo que lleva a asumir la vida con pasión. El nuevo maestro, llamado
Jesucristo, brinda una nueva dotación, que hace que el ser humano asuma
capacidades y poderes que superar su expectativa, para hacer que su vida sea
renovada con la fuerza del Amor e impulsada a generar nuevas oportunidad de
construcción comunitaria y social, donde se unen quienes están dispuestos a
proponer y a comprometerse con acciones de vida.
El nuevo
maestro limpia para avanzar (Mt 3,12), porque es necesario desprenderse de los
lastres, quemarlos para dejarlos en el pasado y comenzar con una nueva
mentalidad. Nueva etapa que exige una nueva mentalidad, apoyándose con nuevas
fuerzas interiores que conducen a abandonar las experiencias destructivas,
aprender de los fracasos y aprovechas las crisis para avanzar.
3. La decisión por crecer y avanzar
Al final,
la decisión siempre será tuya. La conversión, como cambio de mentalidad,
conduce a tomar decisiones existenciales, que exigen abandonar lastres, dejar
las zonas de confort y soltar a los maestros provisionales, para asumir al
nuevo y mejor maestro: Jesucristo, que brinda un poder superior: el Espíritu
Santo y con el nuevo dinamismo del ardor de la pasión para construir nuevas
metas, promover la renovación comunitaria y ofrecer alternativas de
construcción de una nueva sociedad.
Bienvenido
a una nueva etapa en la vida, al comienzo de un nuevo año y al desarrollo de un
dinamismo superior.
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