martes, 18 de julio de 2023

30- EL BIEN Y EL MAL EN EL MISMO CAMPO

 EL BIEN Y EL MAL EN EL MISMO CAMPO

Manuel Tenjo Cogollo

Email: manueltenjo@yahoo.com

Existe una historia antigua de un maestro que enseña a sus discípulos que en su interior hay dos tigres, uno blanco que conduce a la bondad y uno oscuro que conduce a la maldad. El maestro pregunta a su discípulo: "¿cuál de los dos ganará?". Ante el silencio del discípulo, el maestro responde: "al que tu alimentes más". La otra historia similar es contada por Jesús a sus discípulos en forma de parábola, para que ellos saquen la enseñanza, sin embargo, el Maestro tuvo que explicársela posteriormente. Vamos a leer la parábola en el evangelio de Mateo 13,24-30, teniendo en cuenta otros elementos del mismo capítulo.


En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola a la gente:

«El reino de los cielos se parece a un hombre

que sembró buena semilla en su campo;

pero, mientras la gente dormía,

su enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó.

Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo:

"Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?"

Él les dijo: "Un enemigo lo ha hecho."

Los criados le preguntaron: "¿Quieres que vayamos a arrancarla?"

Pero él les respondió: "No, que, al arrancar la cizaña, podríais arrancar también el trigo.

Dejadlos crecer juntos hasta la siega y, cuando llegue la siega, diré a los segadores: Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla,

y el trigo almacenadlo en mi granero."»

El bien y el mal crecen en el mismo campo

La explicación de la parábola la encontramos en el evangelio de Mateo (13,37-43), donde aparecen los elementos y los personajes implicados en la narración. Podemos aplicar que el ser humano es el campo donde Jesucristo siembra la bondad (representada en el trigo) y todas las capacidades para desarrollar acciones a favor de la vida, al mismo tiempo que el diablo siembra la maldad (representada en la cizaña). Dentro del ser humano existe esa lucha interior entre el tigre blanco o trigo y el tigre oscuro o cizaña. Es una dialéctica que confunde al ser humano porque utiliza las emociones a favor o en contra de él mismo.

Es por este motivo que, tú buscas hacer el bien y lo buscas, sin embargo, terminas haciendo daño y ofendiendo a las personas que amas y a quienes tienes cerca. Por este sendero podemos encontrar las causas de la maldad, el abandono de empresas y el mal manejo de las emociones y las decisiones.

Gana el que mejor alimentes

Al final, después de tantos conflictos interiores, está la decisión fundamental: ¿quieres que tu vida sea manejada por el tigre blanco-cizaña o controlada por el oscuro-cizaña?

Alimentas la bondad pensando lo mejor de cada persona, haciendo cosas a su favor, vives como bendición para los demás, especialmente, entras en contacto con tu ser interior, con tu intimidad o, dicho de otra manera, te vuelves tu mejor amigo con una sana autoestima.

Por otro lado, alimentas el mal dejándote llevar del miedo y de la culpa, tomando decisiones motivadas por el rencor y los recuerdos dolorosos, permitiendo que tus emociones negativas gobiernen tu vida. Al final, te vuelves esclavo de los demás, de tu pasado, de tus apegos, de tus emociones negativas y de tu egolatría. Es por estos motivos que terminas haciendo de tu vida un infierno en la tierra.

La situación es conflictiva y paradójica al mismo tiempo, porque la lucha interior es constante y, ganará al que alimentes más.

Cómo alimentar el bien

Alimentar el mal-cizaña es muy sencillo y común. Pero la inquietud más grande del Maestro Jesús es enseñar a sus discípulos la mejor herramienta para que el bien siempre gane y se genere tal conciencia de bondad que se practique con la mayor frecuencia. Para ello Jesús utiliza dos parábolas que aparecen en el evangelio de Mateo (13,31-33), donde el Reinado de Dios adquiere una actitud humilde como un grano de mostaza o como una levadura que están en el ser humano representado en la tierra o en la harina. Dios empieza a reinar poco a poco en la persona hasta poseerla totalmente.

Alimentar el trigo o el tigre blanco para que persevere haciendo el bien y obrando con la mayor bondad, se hace de la mano de Dios, permitiendo que la divinidad habite y controle al ser humano. Así que tu mayor decisión está en tener a Dios como el Rey de tu vida, porque de esta manera tu vida se llena de muy buenas aventuras, empresas que comienzas hasta llevarlas al más alto nivel.

Conclusiones

Con diversos ejemplos dependiendo de los contextos culturales se enseña que dentro de cada ser humano existe una lucha que lo conduce a realizar buenas o malas acciones. Con una conclusión constante: gana al que más alimentes, al que más cuides o del que más conciencia tengas.

La única manera que existe para que la bondad siempre gane es permitiendo a Dios que sea el Rey y que toda su misericordia se realice a través de todos los seres humanos, pues de esa manera brillará la justicia, la honestidad y el amor.

Siempre queda el ser humano en la libertad de escoger lo mejor...

martes, 11 de julio de 2023

29- SEMBRAR Y EVANGELIZAR

 SEMBRAR Y EVANGELIZAR

Manuel Tenjo Cogollo

Email: manueltenjo@yahoo.com

Existen grandes esfuerzos que producen pocos resultados, tal vez, porque el emprendimiento está desenfocado. El Maestro Jesús nos enseña a comprender la realidad de la siembra y la cosecha en la evangelización y en las demás actividades que desarrollan los seres humanos, utilizando una parábola, es que un cuento cuyos elementos están en función de una enseñanza. Vamos a leer el evangelio según Mateo 13,1-9.

 

Aquel día, salió Jesús de casa

y se sentó junto al lago.

Y acudió a él tanta gente

que tuvo que subirse a una barca;

se sentó,

y la gente se quedó de pie en la orilla. 
Les habló mucho rato en parábolas:

«Salió el sembrador a sembrar.

Al sembrar, un poco cayó al borde del camino;

vinieron los pájaros y se lo comieron.

Otro poco cayó en terreno pedregoso,

donde apenas tenía tierra,

y, como la tierra no era profunda,

brotó en seguida;

pero, en cuanto salió el sol,

se abrasó y por falta de raíz se secó.

Otro poco cayó entre zarzas,

que crecieron y lo ahogaron.

El resto cayó en tierra buena

y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta.

El que tenga oídos que oiga.»

Mucho esfuerzo y poco resultado

En la parábola del sembrador la semilla no es el problema, pues representa la Palabra de Dios, que, como la semilla, es la condensación de la vida, con dinamismo propio y con capacidad de hacer algo novedoso.

El sembrador esparce la semilla en cuatro terrenos, mostrando el esfuerzo de quien realiza la tarea de preparar los terrenos y organizar la siembra, sin embargo, solo uno ofrece buen resultado querido: buen fruto y de calidad. Se realiza un gran esfuerzo para dar frutos necesarios.

En las actividades que realizamos ya sean de evangelización, familiares o laborales, vemos que hacemos gran cantidad de esfuerzo y pocos resultados. Eso puede desanimar, causar abandono de las actividades y desilusión que impide seguir adelante. Sin embargo, lo importante, inicialmente, es el esfuerzo de la siembra. El sembrador (tu y yo) realizamos una serie de actividades productivas (porque llevan vida), en el camino aprendemos, superamos obstáculos y crecemos integralmente, para mantener el esfuerzo y esperar siembre buenos resultados, aunque nos sorprendan.

Revisión de los obstáculos

La semilla tiene que enfrentar distintos obstáculos en los terrenos donde cae. El esfuerzo enfrenta tres complicaciones, a saber. Primero, la semilla cae en el camino, no echa raíz, queda en la superficie, facilitando que las aves y otros aspectos se la lleven con facilidad. El esfuerzo y la semilla son superficiales, así que el resultado es la perdida de ambos.

El segundo es que la semilla caiga sobre piedras, no hay mucha tierra, no echa raíz, empieza un pequeño arbusto, que el sol quema, las criticas desaniman y el esfuerzo y la semilla se pierden. El descuido con lo que se realiza hace que no se avance, llegue el desánimo y surjan pensamientos y palabras de fracaso.

El tercer terreno es el que acoge la semilla, empieza a crecer, pero los abrojos, espinos y zarzas (es decir, la maleza), empieza a ahogar el arbusto, la pequeña planta y los esfuerzos realizados. Esto conduce a vivir contento con los pequeños avances y triste con la gran cantidad de fuerza empleada.

Tres obstáculos que deben revisarse para superarlos y avanzar de manera que la semilla y el esfuerzo no se pierdan, sino que se abran paso conquistando los ambientes en que se mueve.

Lo importante es dar frutos

La tierra buena sabe hacer procesos de crecimiento porque tiene que superar los obstáculos hasta dar el fruto correspondiente. Dar fruto requiere el esfuerzo de superar las aves, echar buenas raíces, avanzar en medio de las zarzas y los abrojos, superando el desánimo, hasta llegar a la meta: dar fruto. Los esfuerzos que tienen una meta focalizada producen los resultados queridos.

Al final, en la parábola, no es importante la cantidad de fruto producido, sino el vences obstáculos para alcanzar a dar resultados satisfactorios. En muchas ocasiones llegar a la meta no es lo más importante, pues el esfuerzo, la superación de sí mismo, vencer obstáculos y mejorar en todos los aspectos, ocupan el puesto privilegiado.

Conclusiones

Enfocarse en la actividad que se realiza para llegar a las metas propuestas contribuye a superar los obstáculos del camino, de las piedras y de las zarzas. Mucho esfuerzo para tener un aparente resultado pequeño, sin embargo, el aprendizaje resulta muy valioso, la experiencia adquirida hace que cualquier persona se convierta en maestro de vida, pues sus logros son la carta de presentación en todos los ambientes.

Tú estás hecho para superar los obstáculos, hasta convertirte en tierra buena, porque la semilla de vida que hay en ti tiene el dinamismo para crecer en una planta fuerte que, al llegar a la madurez, produce mucho fruto.

 

 

sábado, 1 de julio de 2023

28- DECIDIRSE POR EL MAESTRO

 DECIDIRSE POR EL MAESTRO

Manuel Tenjo Cogollo

Email: manueltenjo@yahoo.com

Tener un buen maestro no es sencillo, y tener un buen discípulo tampoco. Se establecen relaciones de fraternidad y fidelidad, que no siempre son sencillas de desarrollar, así que se complica el avance en el estilo de vida que propone en maestro. Jesús busca establecer un buen tipo de relaciones de lealtad con sus discípulos, mostrando los elementos fundamentales que deben desarrollarse, porque es un asunto de prioridades. Leamos el evangelio de Mateo 10,37-42:

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:

«El que quiere a su padre o a su madre más que a mí

no es digno de mí;

el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí

no es digno de mí;

y el que no coge su cruz y me sigue

no es digno de mí.

El que encuentre su vida la perderá,

y el que pierda su vida por mí la encontrará.

El que os recibe a vosotros me recibe a mí,

y el que me recibe

recibe al que me ha enviado;

el que recibe a un profeta porque es profeta tendrá paga de profeta;

y el que recibe a un justo porque es justo tendrá paga de justo.

El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca,

a uno de estos pobrecillos, sólo porque es mi discípulo,

no perderá su paga, os lo aseguro.»

 

La prioridad por el Maestro

Para poder ordenar la vida de manera adecuada y normal es necesario establecer prioridades, donde se define qué es lo más importante y cómo avanzar en la superación personal para vivir libre y feliz, es decir, como salvado. Jesús establece que Él debe serla prioridad en la vida de los discípulos, pues en Mt 10, 37-38, el Maestro enseña que más importante que las relaciones familiares es la opción por Él, para ser un digno discípulo suyo.

Cuando Jesús ocupa el primer lugar, la vida empieza a ordenarse en función de la vida y la libertad, todo empieza a fortalecerse y el amor fluye en todo lo que hacemos. El Maestro Jesús nos escoge y nosotros respondemos que lo aceptamos para empezar a vivir como sus discípulos.

La prioridad por un estilo de vida

Después de tener un único Maestro, viene la opción por el estilo de vida que se quiere desarrollar. La clave para tener calidad de vida no es el egoísmo ni las esclavitudes, es la disposición para entregar la vida, como Jesús, a través del servicio y la ayuda a os demás. Tener la vida es para darla en actitudes de servicio, pues retenerla conduce a vivir sin sentido, como dice Jesús en Mt 10,39-40a.

Los apegos, la avaricia y las diversas manifestaciones de egoísmo conducen a perder la vida en la amargura, la insatisfacción y la pérdida de la felicidad. En tanto que, el desprendimiento, el servicio, el apoyo a los demás, son las maneras entregar la vida, lo que conduce a vivir libre y feliz.

Las recompensas de quedarse con Jesucristo

Ahora bien, cuando se entrega la vida, las recompensas son maravillosas y sorprendentes. Jesús enseña a sus discípulos que toda obra que se realiza a favor de los demás trae diversas formas de reconocimiento. Jesús pone ejemplos de enviados, profetas, justos y discípulos que reciben algún beneficio de parte nuestra, conduce a tener una “paga” garantizada por el Maestro, de acuerdo a lo que enseña en Mt 10,40b-42.

El Maestro nos enseña que toda acción tiene su reacción y todo lo que se siembra tiene su cosecha, pues lo que se haga a favor de otros es como hacerlo a favor de Jesús, de manera que, siempre está garantizada la recompensa.

Conclusiones

La mejor manera de vivir dignamente y con el estilo de los hijos de Dios es necesario establecer la prioridad de tener a Jesucristo como el único Maestro, escoger entregar la vida a través del servicio a los demás. Al obrar de esa manera, las recompensas son maravillosas, llenas de esperanza y con un dinamismo de vida con grandes satisfacciones.

Es muy recomendable quedarse con Jesucristo como el Maestro de vida, seguir sus enseñanzas y fortalecer la existencia, porque las bendiciones son sorprendentes.